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10 de abril 1967

RADIO VALENCIA. LOCUTOR: PIGMALIÓN

A modo de curiosidad, publico este elogio que se hizo de Rosa Gil en Radio Valencia con lenguaje de aquellos años, y que nos deja entrever la admiración del locutor Pigmalión por el concierto de Rosa que acababa de presenciar. Cuando habla del abejorro, se está refiriendo a la obra de Emilio Pujol, "El Abejorro".

Fragmentos de la conferencia radiofónica emitida por Radio Valencia
en la emisión nocturna de día 10 de abril de 1967, por Pigmalión (José Meliá).

Un halo acompaña su aparición. Su mirada esplende fosforescencia, de tal modo, que no se osa contemplar el fondo de sus ojos de colegiala. Su indumentaria de estudiante está inspirada en la ingenuidad de su alma al servicio de la musa Euterpe.

María Rosa Gil transmite sus íntimos sentimientos por la música de su guitarra, confidente de su secreta pasión por la belleza de su arte.

No es alta; es una muchacha que sonríe, y abrazada a su guitarra, con un pie en el escabel, se conjuga en un grupo escultórico de sensación romántica como una porcelana de Sevres o de Sajonia.

Sus manos rosadas, sus dedos mórbidos reciben de las cuerdas de su instrumento la expresión sonora de su agradecimiento por ser besadas por ellos.

Todo es sencillo en su modo de tocar. Ha comenzado con un gracioso saludo de su guitarra entre un público que la contemplaba con curiosidad.

Con una pieza antigua de autor anónimo comenzó su interviu, mejor dicho, la conversación entre los dos, María Rosa y su guitarra, con gran variedad de asuntos. Nos ha hecho saber que Bach estaba presente, que Alard era confidencial con su "Estudio de Concierto".

A partir de este momento la profesora Rosa, que ocupa una cátedra en el Conservatorio de Música de Valencia, ha comenzado un cuchicheo con su confidente sonoro, recordando a Tárrega con su Gavota y con sus Recuerdos de la Alhambra, que nos entornaba los ojos revolviendo nuestras imágenes de leyenda, de celosías y de guzlas.

Soy confidente con quienes me escuchan en estos momentos para confesar que no puedo transmudar un concierto de la naturaleza por el de los seres humanos.

Las voces del campo, de las hojarascas pulsadas por el viento, esos rumores que se armonizan con los de las riberas, los siseos de los arroyos y los suspiros íntimos del aire, son voces orquestales en un concierto donde la oropéndola, el mirlo, la urraca, el jilguero y el pardillo es el solista.

Con estas sensaciones de mi alma, ávida de la Naturaleza, escuchaba a María Rosa Gil cuando el bordoneo de un abejorro invadió la sala de conciertos donde los acentos de la guitarra me habían sumido en un nirvana inefable.

Surgió en mí evocadora contemplación la augusta Naturaleza de seres alados, artistas de las frondas. Pujol así como Saint Saëns, Daquin y Couperin, se han servido del folclore de los animales, Pujol se ha servido del folclore de los insectos para componer una hermosa obra musical en la que el solista es el abejorro.

María Rosa nos transmitía con su guitarra el tema de aquel animal de que se había servido Pujol para componer su obra. La concertista abandonó sus cuerdas sonoras a los acordes graves del abejorro quien puso de manifiesto su arte de crescendos y disminuendos de su bordoneo ejecutados por los instrumentos sutilísimos de sus nerviosas y traslúcidas alas.

Aplaudieron los oyentes la interpretación de la obra y yo no aplaudí, nadie aplaude en éxtasis, como tampoco aplaudía el abejorro de quien se sirvió María Rosa para hacerse sensible.

María Rosa Gil Bosque palió la excitación de su auditorio con el sedativo Preludio número 1, de Villalobos.

Elogio de Rosa Gil que hizo el locutor Pigmalión en Radio Valencia

El mismo Pigmalión envió a Rosa el escrito con su discurso radiofónico

Rosa Gil del Bosque   CA multimediaxhtmlcss