Francisco Tárrega fue el impulsor de una nueva escuela de guitarra, pero serán sus discípulos entre los que destacan Miguel Llobet, Daniel Fortea, Emilio Pujol, Josefina Robledo y Pepita Roca, quienes asumirán la labor de sentar las bases de las enseñanzas recibidas de Tárrega, como sucederá en la publicación de «Métodos de enseñanza» de Daniel Fortea, y la obra recopilada en 5 volúmenes de la «Escuela Razonada de la guitarra» de Emilio Pujol, eminente musicólogo, investigador, compositor y concertista. Emilio Pujol realiza la gran labor de transcribir todo su saber en cinco tratados.
Tárrega utiliza la técnica de tocar sin uña, técnica defendida por algunos y detractada por otros en esos momentos.
Se están empezando a vivir unos momentos en que la guitarra reclama un puesto de privilegio entre los demás instrumentos, como el piano y el violín, y pare ello se requiere la adquisición de unos conocimientos técnicos, de una técnica estricta. De tal modo que aquello que puede empezar con un «tocar» más o menos correcto, deja de ser permitido y comienza a exigirse una pulcritud técnica completa, como la de violinistas, pianistas, etc.
La valenciana Pepita Roca si bien no tuvo la oportunidad de estudiar mucho tiempo con Tárrega (muerte prematura del maestro), sí supo captar todas las enseñanzas y transmitirlas a su vez a sus alumnos, entre las que estaba la técnica de tocar «sin uña».
Joaquín García de la Rosa
Joaquín García de la Rosa fue discípulo de Francisco Tárrega. La Escuela de Tárrega se bifurcó en dos, los que tocaban con yema y los que lo hacían con uña. Al primer grupo pertenecían Daniel Fortea, Emilio Pujol, Pepita Roca, Josefina Robledo, entre otros. Y en el segundo grupo pertenecía Miguel Llobet y Joaquín García de la Rosa.
Daniel Fortea le dedicó una partitura: «A mi amigo Joaquín García de la Rosa».
Fue uno de los profesores de Narciso Yepes cuando éste se trasladó a Valencia. También dio clase a Pepita Roca antes de que esta pasase directamente a estudiar con el propio Tárrega.
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